El presidente Mas en su discurso de valoración de la gran manifestación de la Fiesta anunció que se tienen que empezar a crear estructuras de estado para poder conseguir un estado propio. Planteado este horizonte es evidente que una de las cuestiones básicas es la viabilidad económica de Cataluña. Desde hace un tiempo se han ido tirando varios estudios que analizan esta viabilidad en ámbitos diferentes. Permitidme, lectores, que os ofrezca los resultados de un estudio elaborado junto con la profesora Julia y promovido por la Fundación, en que se analiza la viabilidad de las finanzas públicas si Cataluña fuera independiente. En concreto, se trata de contestar a cuestiones como si los ingresos públicos potenciales que se generarían permitirían mantener el estado actual de bienestar y financiar el coste de las estructuras gubernamentales de un estado propio.
Para hacer este análisis se ha partido, básicamente, de los estudios sobre la balanza fiscal hechos por la Generalitat de Cataluña. Estos estudios permiten conocer los ingresos fiscales que tendría Cataluña como estado, si no hubiera una parte que revirtiera en el estado español y que, por lo tanto, no se queda en Cataluña. También permiten analizar los gastos adicionales que tendría Cataluña, ya sea porque tendría que asumir competencias que ahora están en manso del estado español, como el sistema de la seguridad social, o que como estado las tendría que realizar nuevamente, por ejemplo los gastos en política exterior.
Hay que señalar que se ha partido de una serie de hipótesis muy restrictivas, como que se mantiene el mismo sistema fiscal, la misma presión fiscal y el mismo nivel y estructura de gasto que el gobierno central ha hecho en estos años. Obviamente, si Cataluña aconteciera un estado independiente no tendría por qué seguir estas pautas impositivas y de gasto. También hay que señalar que sólo se contabilizan los flujos de ingresos y gastos y no se entra a analizar la valoración de la distribución patrimonial que tendría lugar entre Cataluña y España. Para tener en cuenta el impacto del ciclo económico en las finanzas públicas el análisis se ha realizado no para un año en concreto, sino para el periodo 2006-09.
En el caso de los ingresos, los recursos adicionales de que dispondría la Generalitat serían los impuestos que pagamos actualmente al estado español, menos las transferencias que el Estado hace actualmente a la Generalitat, puesto que estas lógicamente dejarían de otorgarse. En este sentido se estiman los ingresos por cada uno de los impuestos (cotizaciones a la Seguridad Social, IRPF, IVA, impuesto sobre sociedades, etc.) que se generan en Cataluña dado su nivel de renta, riqueza o consumo, así como otros ingresos otras entidades públicas.
En cuanto a los gastos, si Cataluña fuera un estado, la Generalitat tendría que asumir una serie de competencias que actualmente todavía están en manso del estado español o que son propias de un estado. Así, se ha realizado un cálculo aproximativo del incremento de gasto que supondría para la Generalitat el hecho que asumiera todas estas competencias. Entre otros, se han estimado los gastos vinculados a los servicios de justicia, defiende, política exterior y administración tributaria. También las relacionadas con protección y promoción social y las correspondientes a la seguridad social, dado que se ha considerado que la Generalitat tendría que asumir los compromisos contraídos por el estado español con todos los colectivos beneficiarios de estas prestaciones. En el caso, por ejemplo, de sanidad, educación y cultura, dado que son unas competencias totalmente traspasadas a la Generalitat, no se ha imputado coste adicional, excepto en el caso de las becas a estudiantes, una competencia que todavía está en manso del Estado. Otros gastos que se han estimado son las relativas a infraestructuras, transporte, investigación, desarrollo e innovación. Finalmente, se ha imputado una parte el coste financiero (pago de intereses y amortizaciones) de la deuda que tiene el estado español.
Los resultados muestran que los ingresos adicionales superan los gastos en todos los años analizados, si bien la ganancia varía en función de la coyuntura económica: se reduce el 2009 y, sobre todo, el 2010. En concreto, cogiendo de media el periodo 07/09 con euros constantes (es decir, sin tener en cuenta la inflación), los ingresos adicionales que obtendría la Generalitat serían de 60.000 millones de euros, mientras que los gastos adicionales supondrían 40.000 millones de euros. Así pues, se estima una ganancia anual medio de 14.000 millones de euros, cosa que supondría el 9% del PIB catalán. Es evidente que si Cataluña fuera un estado independiente obtendría unos ingresos adicionales limpios que permitirían reducir el déficit de la Generalitat, aumentar el nivel y calidad de los servicios públicos o reducir los impuestos, cosa que generaría en todos los casos un aumento del bienestar de los ciudadanos catalanes.
Para acabar, hay que señalar que esta viabilidad financiera unida a una plena soberanía fiscal genera una mejora de la ratio de solvencia de Cataluña, lo cual facilitaría el acceso de la Generalitat a los mercados financieros. Por lo tanto, una vez más, los datos permiten desvanecer los miedos hacia la creación de un estado propio, unos miedos que desde algunos sectores ya están atinando y que, sin duda, irán en aumento.